Ser fluido, claro, utilizar un lenguaje sencillo y la distribución de los contenidos son algunas de las claves que se desvelarán en estas líneas.

Siempre que se escriba

Para que una lectura sea fácil y amena es imprescindible tener claro que se quiere explicar. El escritor debe preguntarse qué, cómo y para quién quiere escribe. Así será conciso, claro y directo. Dejando intuir al lector desde un principio que es lo que va a encontrar más adelante.

A veces se usan palabras poco apropiadas solo porque parecen más sofisticadas, es un error. Por ejemplo, se utilizará:

  • “es” en lugar de “constituye”
  • “decidir” en lugar de “determinar”
  • “usar” en lugar de “emplear” o “hacer uso de…”
  • “ahora” y no “en este momento”
  • “decidir” en lugar de “tomar una decisión”
  • “explica” en vez de “sirve para explicar”

Pensar en el papel directamente

Algunos escritores profesionales recomiendan escribir directamente sobre el papel o el teclado, dejar fluir las ideas como si fuera un discurso hablado. Es una de las técnicas para evitar el bloqueo ante el blanco de la página. Evidentemente, después habrá que ordenar las ideas, matizarlas y pulir el estilo.

También es recomendable listar los conceptos a exponer a modo de brainstorming, aunque parte de la lista parezca poco útil el ejercicio es muy bueno para conseguir puntos de vista o ideas más originales.

El público

Son muchos los perfiles de usuarios que acuden a una misma página web, pero no todos quedan satisfechos con su visita. Al creador del site le interesa que al menos uno de esos perfiles encuentre exactamente lo que está buscando y este objetivo lo consigue concretando el target de los lectores potenciales.

Lo primero que hay que definir es el idioma, se debe decidir si la web está pensada para un público nacional, internacional o si una mayoría de los interesados en la materia de la web comparten otro idioma sea o no mayoritario.

En la misma línea se tendrá que definir un estilo, no es lo mismo escribir para niños, adolescentes, empresarios, profesionales o aficionados. Hay que conseguir que el lector se sienta cómodo con el texto, que no lo encuentre obvio pero que tampoco se pierda entre palabras y conceptos demasiado técnicos.

El handicap de la pantalla

El principal inconveniente del web es su soporte, la pantalla. Ésta tiene una resolución baja y consigue dispersar la atención del lector. La velocidad de lectura disminuye un 25% en comparación con el papel, la vista salta de un lado a otro perdiéndose los detalles y es difícil para el usuario mantener la atención en párrafos largos.

Para evitar que estos problemas afecten a la interpretación del texto de una web es recomendable seguir algunos consejos:

Se ha convertido en un estándar señalar los links en azul para que se identifiquen rápidamente. Es una buena herramienta para facilitarle las cosas al lector pero tienen un inconveniente: resaltan mucho sobre el resto del texto y captan demasiada atención. Para no cortar la lectura, lo mejor es intentar ponerlos siempre al final de la frase y preferiblemente al final del párrafo.

Los párrafos deben ser lo más cortos posibles y exponer solamente una idea. Al principio, cuando se está acostumbrado al medio impreso, puede resultar un poco extraño, pero las frases cortas (de aproximadamente veinte palabras) son muy agradecidas en la web.

Es preferible abusar de los puntos y seguido que de las frases subordinadas. Por norma general, un texto para un medio impreso es el doble de largo del que está escrito para ser leído en la pantalla.

Para ahorrarle tiempo y esfuerzos al lector es bueno ser directo y claro. Esto se consigue, entre otras cosas, evitando las frases en pasiva y las negaciones innecesarias. Por ejemplo: es mucho más difícil entender que no es cierto “X” diciendo No es verdad que no es mentira “X”.

La pirámide invertida

La mayoría de las veces el internauta acude a Internet con poco tiempo y se cansa pronto de esperar. Por eso a menudo no lee toda la página. Es un comportamiento muy parecido al de los lectores de los periódicos que tan solo leen los titulares y el lid (primer párrafo de la noticia).

Así que el escritor de webs debe volverse un poco periodista y aplicar la pirámide invertida. Esta técnica consiste en exponer en el primer párrafo los datos e ideas más importantes para desarrollarlas después a lo largo del texto. Las preguntas básicas a las que se debe dar respuesta en las primeras líneas son: Qué, Quién, Cuándo, Dónde, Cómo y Por qué.

Guardar las apariencias

Los “problemas” de legibilidad que tiene la web se contrarrestan con algunos trucos tipográficos. Para descansar la vista es bueno dejar muchos espacios en blanco, usar un color adecuado de texto que contraste con el fondo y fuentes grandes de 10 o 12 puntos.

Se deben evitar las gráficas de fondo y los textos movedizos que dificultan la lectura y distraen al lector. Es bueno alternar dos (a lo sumo tres) tipos de fuente para diferenciar apartados y hacer la página atractiva. Para evitar incompatibilidades al descargar la página lo mejor es usar fuentes estándar.

Arial y Verdana se suelen aplicar para el texto en pantalla por tener buena resolución y Times New Roman se recomienda para titulares porque es poco voluminosa. El uso moderado de la negrita es una buena opción para dar énfasis en una frase, en cambio se debe evitar la cursiva y la mayúscula. De todas formas el exceso de cualquier recurso tipográfico resultará contraproducente.

Sin defraudar al navegante

Puede resultar muy frustrante acceder a un link y encontrar cualquier cosa diferente de lo que se espera. Y un lector enfadado pocas veces volverá a visitar esa web. Además de satisfecho, el lector, tiene que sentirse cómodo y orientado en la web que visita. Es así como aumentan las posibilidades de que vuelva a visitarla.

El link

Cuanto más se parezca el nombre del enlace con el título de la página (o en su defecto del párrafo o tema al que se hace referencia) que visitará el lector más satisfecho y seguro se sentirá éste. Asimismo, las palabras claves que se introducen en la página web deben ser exactamente eso, palabras claves.

No se debe utilizar textos largos en los links. Añaden mucho ruido y son difíciles de leer. El efecto de subir en los buscadores, en este caso, es contraproducente. Una página difícil de utilizar reduce las posibilidades de que los demás la enlacen.

Los links menos significativos es mejor colocarlos al final de la página para no saturar la presentación de la misma. Por la misma razón y con la intención de no confundir al lector solamente se utilizará el azul para resaltar los enlaces.

El título

El título de la página web es su presentación, es lo que capta la atención del usuario en los listados de buscadores o en los enlaces de otras webs. Tiene que ser explicativo, claro y conciso. A lo largo de la web se recomienda también incluir otros títulos que sirvan de guía al lector y que le permitan saber en un vistazo si ha llegado exactamente allí donde quería.

Recomendaciones para un buen título:

  • Debe tener entre cuatro y seis palabras (de 40 a 60 caracteres)
  • Palabras significativas, la primera es la que toma el motor de búsqueda así que debe tener sentido aisladamente
  • Usar mayúsculas y minúsculas
  • Cada página nueva debe tener su título propio
  • Evitar poner artículos (el, la, un, una)

Para dar credibilidad

Hacer faltas de ortografía, gramaticales o cometer errores tipográficos es fácil y comprensible pero afortunadamente hay muchas herramientas para evitarlos. El corrector de word para algunas faltas de ortografía y sobretodo las tipográficas.

Un diccionario online o físico para ortografía y para evitar redundar o repetir en exceso la misma palabra. Las gramaticales son un poco más complicadas de detectar pero a veces el mismo software lo consigue.

Un texto limpio de errores no significa que el escritor tenga un dominio perfecto del lenguaje, significa que corrige. Que dedica tiempo y atención a aquello que hace. Igual que cuida su expresión cuidará las fuentes que ha utilizado y eso, transmite seguridad y confianza al lector.

Escribir para los demás siempre es más difícil que cuando uno escribe para sí mismo porque nunca estamos seguros de lo que va a interpretar el lector. La clave es pensar en el receptor, lo que puede estar buscando, las limitaciones que puede tener, etc. Cuando le tenemos en cuenta es cuando le atraemos y captamos su atención.