En este mundo globalizado donde parece que sólo exista el inglés (o más bien, la versión del inglés que hemos configurado entre todos) aún quedan muchas lenguas, y cuidar la nuestra no sólo es un ejercicio de cultura, sino también una auténtica estrategia de mercadotecnia.

Si nos paramos a pensarlo, en muchas ocasiones resulta realmente muy fácil reconocer cuándo un mensaje es engañoso (como los famosos “hoaxes” o bulos de Hotmail). Están plagados de faltas de ortografía, de anacolutos y de anglicismos (en muchos casos no son más que burdas traducciones literales del inglés). Por muchos fallos que pueda cometer Microsoft, nunca intentaría convencernos de manera tan iletrada de que Hotmail va a cerrar nuestra cuenta.

Es seguro que muchos de nosotros no compraríamos nada en una tienda en línea cuyos artículos estuvieran descritos de modo ilegible, no sólo por las dudas que provoca a veces no estar seguro de lo que se lee, sino por las dudas acerca de la clase de persona que puede manejar ese negocio. Entendemos que si no ha cuidado la redacción de su sitio web, es probable que tampoco tenga mucho cuidado a la hora de manejar nuestro pedido o nuestro dinero.

Por supuesto, no siempre tiene por qué darse esa relación, pero la impresión que provoca un sitio mal escrito ejerce un efecto más bien negativo sobre nuestros clientes o usuarios potenciales.

Ser analfabeto (no saber leer y escribir) es muy triste. Si estás leyendo esto, es porque has recibido cierta educación y, además, dispones de un ordenador y conexión a Internet, es decir: tienes mucha suerte. Pero quedarse anquilosado delante de la pantalla y escribir de cualquier modo no es aprovechar la suerte que nos ha tocado. Si no pulimos nuestra educación, empezando por lo más básico: escribir bien, veremos cerradas muchas puertas que algún día nos puede interesar abrir.

Con los mismos ordenadores que estamos usando ahora mismo podemos encontrar algunas herramientas útiles que nos ayudarán a comunicarnos mejor con los demás y, en consecuencia, lograr mejor nuestros objetivos.

La Real Academia de la Lengua Española

REal Academaia de la Lengua EspañolaLa primera “autoridad” que nos puede ayudar es la Real Academia de la Lengua Española. Pueden criticarse muchas de sus decisiones, pero lo queramos o no, ella es la que manda; y del mismo modo que no podemos cambiar las reglas del Tetris aunque no nos gusten, si queremos jugar o escribir, hay que atenerse a ciertas normas. No sólo podemos consultar en línea el DRAE, sino también el Diccionario panhispánico de dudas, que resulta particularmente interesante.

Si ya nos sabemos la gramática y la ortografía general del español pero necesitamos buscar términos en el diccionario de la RAE, no hace falta abrir su página para consultarlos. Los que usen Firefox, pueden hacerlo a través del motor de búsqueda del DRAE que viene instalado por defecto en la versión de Firefox en español. Si no encontramos dicha extensión, podemos descargarla aquí.

Wordreference y la Universidad de Cambridge

Otros motores de búsqueda en diccionarios que podemos instalar en Firefox y que resultan interesantes para un hispanohablante son los diccionarios de Wordreference.com y el diccionario inglés-español de la Universidad de Cambridge.

Firefox 2

Corrector ortográfico en Firefox 2Unos complementos muy útiles también son los correctores ortográficos en inglés y en español que vienen por defecto en Firefox 2. Siempre que escribamos en un campo de texto, subrayará en rojo las palabras escritas incorrectamente, y haciendo clic con el botón derecho podremos ver alternativas. Con el botón derecho también podemos cambiar la lengua del corrector.

Podemos instalar más idiomas (y variantes, como “español de Argentina”, por ejemplo). Nos corrige mientras escribimos del mismo modo que lo hacen las herramientas de corrección de Word cuando las tenemos activadas. Es realmente útil incluso para los que dominan la lengua, pues nadie se libra de los errores tipográficos.

Stilus

StilusSi por la razón que sea no podemos utilizar estos correctores, Stilus, de la empresa Daedalus, nos ofrece corregir la ortografía de pequeños párrafos a través de su herramienta “Revisión interactiva”, aunque hay que registrarse (gratuitamente) para disfrutarla.

Pero en la página de Stilus podemos encontrar otras herramientas gratuitas que no necesitan registro para utilizarse. Podemos usar libremente el analizador de palabras y el conjugador de verbos.

El analizador de palabras nos indica a qué categoría gramatical puede pertenecer lo que hayamos introducido en el formulario y nos ofrecen también varias claves de interés para los lingüistas computacionales o los ingenieros lingüísticos. También nos puede corregir si escribimos incorrectamente una palabra ofreciéndonos alternativas e indicarnos barbarismos como “en base a”, un italianismo que debe sustituirse por “en función de”, entre otras expresiones.

El conjugador de verbos resulta interesante, por ejemplo, para saber la conjugación de verbos irregulares que no usamos mucho, como “placer” o “fosforescer”. También cuando vivimos en una comunidad multilingüe y tenemos interferencias entre las diferentes lenguas. Por ejemplo, en gallego el verbo “andar” es regular en pasado, pero en castellano no lo es; si los nativos de Galicia tenemos dudas, entonces le preguntamos al conjugador.

Y lo mejor de esas dos herramientas es que podemos añadirlas a nuestro navegador y utilizarlas cuando queramos.
Otra herramienta interesante de Stilus que no necesita registro es el extractor automático de resúmenes, con el que podemos resumir el texto que introduzcamos en el formulario según los parámetros que indiquemos.

Si estamos dispuestos a pagar, podemos instalar estas y otras herramientas en nuestro servidor. Esto es interesante para compañías que generen muchos textos y quieran cuidar su redacción.

Traductores

Por otra parte, a la hora de traducir, no conviene fiarse demasiado de las máquinas, pero entre otras utilidades, el traductor del Instituto Cervantes nos puede echar una mano.

Algunos anglicismos (y barbarismos en general) son inevitables, otros sí lo son y otros conviene evitarlos. Convendría también desterrar otros barbarismos cuanto antes, especialmente los sintácticos, que modifican totalmente la lengua y pueden llegar a ser verdaderamente confusos para el lector. Nada de “el asunto a tratar”, sino “el asunto que debemos tratar”; o “los más interesantes juegos del momento” sino “los juegos más interesantes del momento”.

Fundación del español urgente

Y para estar al tanto de las últimas convenciones. Las herramientas de la Fundéu (Fundación del español urgente) son nuestra referencia.

 

Al igual que embellecemos nuestras páginas con un diseño limpio y gráficos espectaculares, deleitaremos a más visitantes con una redacción cuidada, empezando por una ortografía correcta nada difícil de conseguir usando alguna de las ayudas que hemos enumerado.