Algunas mañanas siento que Internet está lleno de cosas estúpidas, memes, selfies, hashtags, todo tan cercano al sinsentido. Pero la vida es casi siempre bella y me devuelve la fe con personas que como Mauricio,  Daniela y Maurits  dedican su vida a  hacer cosas no estúpidas para Internet. Respiro en calma.

Cada uno de ellos, desde diferentes países, se dedica a crear contenido increíble para los proyectos en los que se han involucrado: el Laboratorio de la Biblioteca Pública de Nueva York, la Biblioteca Nacional de Chile y Manuvo, una startup de desarrollo mexicana que abordó la empresa del contenido cultural, toda una aventura si tenemos en cuenta que México es uno de los países con un índice de lectura más bajo en la región. Hacer industria cultural en el tercer mundo, desde Internet, para el tercer mundo. Inspirador.

Posibilidades narrativas para la web

“Ver, oír, tocar y colaborar: posibilidades narrativas para web”, este es el conversatorio en que los encuentro, en la Biblioteca Nacional de Colombia, con motivo de la Segunda Semana  del Libro Digital.

En mí la desconfianza habitual ante los eventos: será que otra vez me tendré que fumar la manida frase de que el contenido es el rey. Y luego un publicista va a querer vendernos una estrategia en redes sociales, un blog, fotitos en Instagram, un hashtag y posicionar tu marca en buscadores.

Y yo que me aventuré a venir al centro de la ciudad. Espero no perder el tiempo, me digo, mientras tomo un tinto, no muy bueno, (un café, un americano, para nuestros lectores no colombianos). El auditorio con capacidad para unas 200 personas se llena. El conversatorio girará en torno a estas preguntas:

  • ¿Cuáles son los retos de la migración de lo analógico a lo digital?
  • ¿Cuáles son las limitaciones del formato digital?
  • ¿Cómo sirven las herramientas tecnológicas al propósito de masificar?
  • ¿Cuáles son los retos y oportunidades de la creación de contenido digital?

La memoria futbolística de Chile

Daniela Schutte

Sigue mi escepticismo. Pero entonces Daniela empieza su presentación. Nos cuenta que trabaja para el proyecto de Biblioteca Digital de Chile con el objetivo muy general de descentralizar el acceso a todo el material almacenado en la biblioteca. Uno de sus proyectos más interesantes ha sido la digitalización de la Revista Estadio, una publicación icónica del país, que circuló durante 41 años, y fue la encargada de masificar y almacenar la historia del fútbol chileno.

Al corazón del pop desde el NYPLabs

Mauricio Giraldo

Mauricio, bogotano a juzgar por su inconfundible acento, es un Ingeniero Industrial, especialista en diseño de interacción y desarrollador, asentado en Nueva York, quien trabaja para el NYPLabs, algo así como la división creativa, experimental, de la Biblioteca Pública de Nueva York, que ha creado productos tan alucinantes como el Building Inspector, Stereogranimator, una aplicación web que permite a sus usuarios tomar una foto del archivo y crear con ella un .gif  y What’s on the menu?, proyecto de locos que almacena miles de menús de restaurantes icónicos de la ciudad, de muchos años atrás.

Del desarrollo puro y duro a los poemas de Octavio Paz

Maurits Montañez

Maurits es mexicano, ingeniero y desarrollador que decidió aventurarse con su empresa Manuvo en la difícil industria cultural del tercer mundo, creando aplicaciones para tablets que ofrecen diferentes experiencias de consumo para productos culturales. Su primera incursión en este terreno fue con el poema Blanco, de Octavio Paz.

El tiempo me resulta demasiado corto, hubiera querido poder preguntarles más cosas. Me ha gustado estar en un lugar en el que la palabra contenido se toma suficientemente en serio e implica el uso de tecnologías y conceptos que están a la base de toda la creación web: gestores de contenido, software propietario y software libre, código abierto, GitHub, RoR, Python, HTML5, PHP, Objective-C, Swift, tecnologías que desde hace ya años, casi décadas, nos ayudan a seguir construyendo cosas maravillosas para Internet. Cosas no estúpidas para Internet.

No perdí mi tiempo. Haré un post, me digo, porque sí que vale la pena destacar esta clase de trabajos, sé que la síntesis no será tan rica como mi presencia en la Biblioteca Nacional y les diré a todos que nunca pierdan la oportunidad de ponerse en contacto con gente que hace cosas maravillosas.

Tras escucharlos hablar quedo con la sensación de haber invertido un par de horas con personas que entienden la importancia de crear una memoria digital que haga justicia a toda la cultura que hasta ahora se ha almacenado en millones de libros, cintas, pinturas, revistas, una memoria digna de ser encontrada por pobladores del futuro y que esté a la altura del empeño humano, desde la Piedra de Rosetta, los primeros escribas, los juglares, hasta Guttenberg, y todos los que han venido después, por conservar nuestras mejores creaciones.

Después de mis preguntas finales: ¿qué tecnologías corren detrás de los proyectos que desarrollan? y ¿cómo aprecia y deprecia el objeto digital al objeto físico? se da por terminada la reunión. Algunos curiosos se acercan a hacerme preguntas. ¿Qué es eso de GitHub y cómo es que se escribe? Y tú ¿en dónde es que trabajas y eso para qué sirve? Todavía no se enteran en qué siglo vivimos.