Ejemplo de gráfica social personal
Brad Fitzpatrick escribió recientemente sobre la gráfica social, un término que usa Facebook para describir su red social, pero Fitzpatrick la define como el “levantamiento de mapas de todas las personas (usuarios) y cómo están relacionados” [traducción libre].

Uno de los problemas es que actualmente necesitas diferentes nombres de usuarios, obtenidos a través de múltiples procesos de registro en diferentes redes sociales. Otro problema es la portabilidad de la información personal y el hecho que los usuarios quieren ser los propietarios de la misma, incluyendo su trozo de la gráfica social. Estos y otros inconvenientes presentados por Fitzpatrick, él los resume así:

Si tuviera que declarar el problema de forma sucinta, éste sería: Las personas se están hartando de registrar y re-declarar quiénes son sus amigos en todos los sitios. Pero también: Desarrollar “aplicaciones sociales” es mucho trabajo.

¿Qué es una gráfica social?

Una gráfica es una abstracción para modelar las relaciones que se establecen entre varias cosas. Podemos llamarla “red” de igual forma, ya que consiste de nodos y aristas, o si simplificamos los términos que usa Fitzpatrick, “cosas y las formas que esas cosas se relacionan la una con la otra”. De tal forma que las gráficas o redes son herramientas para modelar ecosistemas, así sean naturales o creados por el hombres, como la web, la economía e incluso las interacciones dentro de un ecosistema.

Es así como, sociológicamente, conformamos una gráfica social de dimensiones impresionantes en la que cada uno de nosotros es un nodo y establecemos conexiones con aquellos que conocemos, así sea porque somos compañeros de trabajo, de estudios, porque salimos juntos o porque somos familiares. Un fenómeno para estudiar, pero cuya descripción abarcaría mucho más que un artículo es el de “los seis grados de separación” o la propiedad que tienen estas gráficas que los sociólogos conocen como la “propiedad del mundo pequeño”.
Seis grados de separación, gráfico

Los elementos clave del análisis de Fitzpatrick

La gráfica social (a la que me refiero en singular, pero que engloba un colectivo) está bajo las luces de los reflectores porque el crecimiento y difusión de las redes sociales hacen necesario que prestemos atención a las conexiones entre los usuarios de dichos servicios, por los siguientes motivos:

Primero, la identidad de las personas. Nosotros participamos en varias redes, pero queremos ser identificados como la misma persona en cada una de ellas. Esta es la pesadilla de los múltiples registros en diferentes sitios web. Fitzpatrick promueve un método para hacer que dos (o más) IDs o usuarios sean tomados como equivalentes. Es decir, que dado un nodo específico, por ejemplo @lebarrueto en Twitter, puedas obtener todos los nodos equivalentes en otros sitios como “luisbarrueto” en Flickr, “le_barrueto” en Slideshare, por nombrar un par de casos.

Segundo, el tipo de relaciones. Los nexos entre personas en las redes sociales son distintos. Cada red social tiene distintos niveles de complejidad para identificar los grados de parentesco o amistad que relacionan a un usuario con otro. Por ejemplo, Facebook ofrece opciones más específicas como “viajaron juntos”, “fueron a un curso en el exterior juntos”, o “se conocieron en una organización o equipo”, cuando otros sitios únicamente te etiquetan como contacto o “seguidor”.

Y tercero, un problema más elaborado que la equivalencia de los nodos es la equivalencia de las relaciones entre ellos: uno no siempre quiere tener los mismos contactos en todas las redes sociales. Por ejemplo, en LinkedIn, uno desea mantener los contactos estrictamente profesionales que serán útiles para promocionar tu trabajo, cuando en redes más específicas, como Flickr, quieres estar conectados con gente con gustos similares en fotografía, por dar un ejemplo.

Los usuarios finales, los últimos en la cadena

Al consumidor típico de sitios como Facebook no le interesa que hablemos de nodos, aristas, aplicaciones sociales, ni siquiera gráficas sociales, salvo raras excepciones. Pero al final de cuentas, es precisamente el usuario final de la cadena quien debe estar satisfecho con los servicios que le ofrecemos:

Un usuario debería poder ingresar a una aplicación social por primera vez y ser puesto frente a un diálogo como (y siguiendo el ejemplo que nos pone Fitzpatrick en su artículo del sitio dopplr.com, un lugar para facilitar el planeamiento de viajes): “Hola, tenemos acceso a información pública que ya tienes 28 amigos usando dopplr. ¿Con quiénes de ellos deseas ser amigos aquí?”

Luego deberían presentar tus contactos en otros sitios incluyendo sus nombres de usuario y con opción de elegir a quiénes quieres agregar y conforme más de tus contactos ingresen a dopplr deberías tener un diálogo similar sobre si quieres agregar ese nuevo usuario dentro de tu red.

Lo más cercano que tenemos de esto es ingresar el nombre de usuario y contraseña que tengas de ese otro sitio y añadir tus contactos de todas tus cuentas de correo a un servicio, pero de ninguna forma esto lo haces de forma óptima.

En última instancia el estudio de las gráficas sociales deberán permitir a los usuarios finales dos cosas:

  • Hacer uso de herramientas para manejar sus redes sociales (independientemente si los sitios tienen APIs cooperativas o no), sincronizarlas la una con la otra o hacer lo que deseen de acuerdo a sus propias políticas o deseos: “Quiero a este contacto en esta red, pero no lo quiero en esta otra” y así sucesivamente.
  • Y hacer la data de la gráfica tan portable como los documentos en una computadora personal, aunque probablemente evitando hacer uso de la palabra “gráfica” frente a los usuarios finales, en aras de mantener, para ellos, la simplicidad.

En un próximo post, les compartiré sobre la implementación y algunas implicaciones de seguridad de las gráficas sociales.