Imagen: Mitch Altman

El papel de la educación en la sociedad tiene dos propósitos claros, por un lado está la formación de habilidades para conseguir un empleo y por el otro el desarrollo intelectual de personas libres y comprometidas con el futuro.

El único punto intermedio es el que propone asumir el aprendizaje como un estilo de vida. Pero, ¿Es mejor estudiar una licenciatura o una carrera técnica?

Entrenamiento desde la escuela

Un factor importante a tener en cuenta, es la manera en que cada nación crea el ambiente necesario para que su fuerza laboral tome uno u otro camino. En Suiza hay todo un sistema que incentiva desde la escuela las labores técnicas, al mismo tiempo las empresas se encargan de proporcionar las plazas suficientes y salarios que empiezan desde los 50.000 dólares anuales.

En el artículo “Vocation Nation: Why Today’s Students Are Choosing Technical Training”, se expone la preocupación de los Estados Unidos por sus altos niveles de desempleo y endeudamiento estudiantil, modelos donde existen ofertas de trabajo para gente con habilidades técnicas pero no hay el personal suficiente o bien preparado para ello.

Para quienes prefieran adquirir experiencia desde temprano se les recomienda:

  • Considera todas las opciones. Busca el programa que mejor se adecúe a las oportunidades de crecimiento personal y cultura. El campo técnico es muy especializado, por lo tanto, la mejor alternativa puede estar lejos de donde vives.
  • Busca calidad. Investiga a detalle los profesores, laboratorios, convenios con empresas y otras instituciones. En lo posible averigua el indice de abandono del programa, habla con alguien que se haya graduado del lugar.
  • Encuentra una institución que cumpla con tus necesidades. Flexibilidad de horarios, alternativas de cursos en línea.
  • El costo es importante. Aunque el valor de una especialidad técnica suele ser mucho más bajo que una licenciatura, pregunta por sus opciones de financiamiento y becas.
  • Asistencia profesional. Evalúa las posibilidades de asesoría y acompañamiento, algunas instituciones cuentan con departamentos especializados en el tema.

¿Ejecutar o proponer?

Steve Yoder autor de “Students Are Fleeing Liberal Arts – How It Could Hurt the U.S.”, evidencia la falta de opciones de empleo para los profesionales de la literatura, el arte, filosofía y demás campos humanísticos.

Yoder destaca una de las ideas más importantes que plantea Victor Ferrall en su libro “Liberal Arts at the Brink”:

Las personas están expuestas a cambiar muchas veces de trabajo durante su carrera y el enfoque técnico crea empleados que no son tan adaptables como aquellos con una educación más amplia

Allí se cuestiona como esta alternativa educativa limita las posibilidades para que las personas se conviertan en verdaderos líderes y puedan gobernar una nación o administrar una empresa. Los programas técnicos solo se preocupan por satisfacer las necesidades del mercado laboral.

El equilibrio ideal

Yoder ejemplifica dicho concepto con las impresiones de Tonia Edwards, encargada de los recursos humanos para una firma de gestión de inversores, ella dice al respecto que su compañía prefiere contratar gente con antecedentes de una educación humanística, según Edwards esto tiene implicaciones importantes en las habilidades necesarias para comunicarse y resolver problemas de un modo innovador.

Entrenar personas para que adquieran este tipo de pensamiento crítico, le resulta más complicado que hacerlo para alguna habilidad técnica.

Nivel socioeconómico, oferta laboral, ideología y muchos otros factores externos pueden afectar la decisión sobre el tipo de educación que se desea llevar, lo único cierto es que el aprendizaje técnico no es menos serio o importante que el tradicional, ese estigma cambió.

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