Podríamos remontarnos incluso a siglos atrás donde sin la aparición de las famosas reglas sobre el método científico que impuso el positivismo comteano y los sucesivos debates y contracorrientes no hubiesen sucedido muchas de las escaladas científico-técnicas que la humanidad ha dado en acertar y tropezar también. Espero mi estimado lector, no le decepcione que este humilde artículo más que una enumeración histórica de sucesos se esmere en intentar un análisis de algunas cuestiones relativas a la comunicación y la profunda penetración y transformación que viene significando la W3 en este aspecto clave de la vida humana.
Electrónica, informática y telecomunicaciones vienen sosteniendo avances voraginosos sin precedentes.

El desarrollo tecnológico sostiene un ritmo tal que un artefacto de 20 años pasa a ser una pieza de museo antiquísima y si nos ponemos a observar este hecho desde la lupa de la historia y revisamos el pasado distante o no tanto, percibimos que un artefacto podía tardar siglos en volverse obsoleto.
Indudablemente esta espiral de evoluciones técnicas cada vez más aceleradas nos enfrenta con una situación de discordancias que si bien gesta muchos beneficios, también es fuente de malestares nuevos e inéditos en la vida humana.La W3 lejos de ser un mero avance tecnológico, es un hecho que atraviesa todos los aspectos culturales y redefine muchas veces sin previo aviso y sin previas teorías intelectuales nuestra forma de ver, crear, socializar, recrear, comerciar, gobernar, expresar, vivir, trabajar y hasta amar.

¿Qué globalización hubiese sido posible como sistema económico político y social dominante de no ser por la existencia de las herramientas tecnológicas de comunicación? La W3 no fue creada pensando desde una teoría humanística ni suponiendo que con ella se daría voz a los sin voz, sin embargo, he allí las señales desde cada recóndito lugar del mundo, he allí los relatos de la vida cotidiana y las historias de particulares que de otro modo jamás serían de público conocimiento. ¿Qué relato de los protagonistas de las realidades particulares, de las zonas en crisis graves de violencia, guerra, discriminación, de los hechos particulares y de las injusticias particulares habría llegado al  conocimiento del mundo entero?

Recordemos que no hace tanto la propaganda estatal y los medios de comunicación masivos eran los dueños de la “verdad”… Y recordemos también cuan tristemente algunos sistemas deológicos, políticos y económicos se han valido y se han venido valiendo del monopolio de las comunicaciones masivas. Y veamos entonces sin tapujos la fuerza epistemológica y social que tiene la W3 en su expresión más clara que es la casi reciente explosión de blogs, los cuales construyen sin directivas organizantes de ideologías o sistemas de ideas, nuevas versiones de la verdad accesibles para todos.

Estos cambios críticos en la constitución de la microfísica del poder (si se me permite citar un concepto explicativo que estableciera Foucault) viene acelerando cambios sociales de gran relevancia que lejos de iniciarse como otrora desde los idealistas ilustrados que concebían revoluciones desde lo abstracto.
Hoy desde la misma sociedad, desde los mismísimos relatos de los protagonistas de los hechos, se conciben estos cambios y con el solo movimiento natural de la expresión, siendo este quizás el más democrático de los movimientos de la historia donde cada persona puede contar con el acceso a decir, contar y expresar, lo que vive, lo que pasa, lo que siente, a todo el mundo.

W3 merece un análisis más profundo

Como manifestara anteriormente sobre la W3 podría ponerse uno a recopilar datos históricos, fechas, eventos fundamentales que la propiciaron, que la hicieron una realidad, a mi modesto entender sería más de lo mismo. Creo que la W3 merece un análisis más profundo, un intento de comprensión, al menos una búsqueda de conceptos que esta genera sin pedir permiso ni ideas a nadie, sólo con su fluir, y con el combustible emotivo y conceptual que aportan millones de internautas.

Es probable que por obra y traición de la imaginación se me hace en la imagen de este origen de la W3 que estamos viviendo, un sinfín de similitudes al caos original donde se iniciara la vida, ese caldo de cultivo que según el darwinismo y las ciencias posteriores permitiese la formación de las cadenas de aminoácidos que desencadenarían en esa obra maravillosa de Dios, la evolución o la casualidad que es la Vida, y donde veo en la W3 (con mucha más modestia pero de gran importancia igualmente) un caldo de cultivo con potencial para  auto generar cambios impensados aún en el orden social, económico, político y sobretodo en la concepción de diferentes valores humanizantes devenidos de la concurrencia de los relatos particulares y grupales de sus actores directos.

¿Cómo sabríamos sobre las masacres genocidas en Medio Oriente de no ser por los blogs?, ¿cómo sabríamos que siente piensa y vive una mujer, un hombre en medio de los bombardeos que según los discursos oficiales son guerra contra el terrorismo y dónde millares de inocentes son metidos en la misma bolsa y despojados cuando no mutilados y asesinados brutalmente?
¿Cómo vendería ese pequeño productor del interior de mi remoto país zapatos a un comprador del Hemisferio Norte cuando este pequeño emprendedor no cuenta con los medios económicos ni las influencias para acceder a las reuniones y ruedas de negociaciones, ni a hacer cotizar su empresa en las bolsas mundiales? ¿Cómo se acortarían las distancias entre las familias disgregadas por la emigración obligada que producen las necesidades materiales básicas insatisfechas en los países con grandes carencias económicas?

¿Cómo denunciarían los oprimidos a los opresores que cometen tantas injusticias impensables e inimaginadas por los ciudadanos que viven bajo sistemas democráticos y ordenados?
¿Cómo mitigaría en algo la soledad un trabajador lejos de su familia? ¿Cómo podría conocer yo desde una ciudad grande las penurias y acompañar con una simple palabra a un científico que trabaja en la gran soledad de la Antártida? ¿Cómo buscaría un hombre los orígenes de sus abuelos en otro país habiéndose perdido todo registro desde la distancia? ¿Cómo conocer el arte, la música y las expresiones de los habitantes y los pueblos que no cuentan con el padrinazgo de las grandes discográficas o galerías de arte o editoriales para la publicación y difusión de las mismas?

¿Cómo sería posible el intercambio de relatos de la vida cotidiana de las personas en cualquier lugar del mundo cuando el trabajo lleva la mayor parte del tiempo de las vidas humanas y cuando lo que resta suele ser la soledad de una habitación vacía, o un hogar disgregado por la ausencia de espacios y tiempos donde compartir algo?
Quizás por esto me animo a titular este escueto recorrido del pensamiento sobre la W3 como “Tras alguna huella de individualidad”.
En los tiempos de posguerra las corrientes existencialistas que en el pensamiento filosófico preponderaron buscaban dar una respuesta a esta necesidad humana,  la necesidad de ser algo, alguien,  la necesidad que bajo nuestro sistema de vida aparece como malestar,  la necesidad de no ser sólo “otro ladrillo en la pared”, la necesidad de no ser sólo “otro eslabón en la gran maquinaria del estado o la economía”.

Y si bien sabemos que W3 no es la solución, si al menos es un gran mitigador de la soledad, es un gran posibilitador de la comunicación y una herramienta invaluable a la hora de acortar distancias y habilitar posibilidades de crecimiento social e interrelaciones entre pueblos y personas. W3 aunque no haya sido pensada y creada para que las personas puedan decir, abre un camino para esa necesidad de hablar, en el sentido de decir, en el sentido de expresar. Si algo caracteriza las dificultades de comunicación en la era de las comunicaciones es que la gran mayoría de las personas son habladas por los discursos sociales, por los slogans comerciales, por la propaganda ideológica, por los medios masivos de comunicación,  por las obligaciones, por las costumbres inapelables, por los discursos hegemónicos, por la moral y los valores sociales heredados. En definitiva,  habladas por los malestares de la cultura que no siempre son los malestares intrínsecos del sujeto.

Habladas y convencidas que eso se debe hablar, pensar, decir y sentir.
Esa necesidad de hablar (en esos términos), hace de la W3 un espacio prácticamente inédito,  donde el tan proclamado término de la aldea global es sólo una ilusión más de un supuesto panóptico desde el cual las corporaciones suponen tener el control de todo como lo tenía el director de las cárceles de la modernidad, pero donde se filtran las individualidades constantemente,  y se conjura sin intenciones revolucionarias un nuevo orden donde el sujeto vuelve a ser libre de alguna manera.

Un sujeto que encuentra en los chats, los foros, los blogs o en las lecturas en la web, otros sujetos con problemáticas diferentes o similares, pero donde en todos los casos, los aúna y los encuentra esta posibilidad de dar una visión, de expresar una queja, un deseo, un sueño y en esa extraña experiencia, distante a los cuerpos, relacionarse y dar una nueva concepción a lo que los filósofos de posguerra llamaran intersubjetividad.
Donde este sujeto deja de ser hablado por los discursos dominantes y empieza a hablar por sí mismo, dentro de lo que puede, y construye en ese simple acto otra cara de la verdad.