“Estos ataques y la vigilancia que han puesto a descubierto- en combinación con los intentos durante el año pasado para limitar aún más la libertad de opinión en la web- nos han llevado a concluir que debemos revisar la factibilidad de nuestras operaciones en China. Hemos decidido que no estamos dispuestos a continuar censurando nuestros resultados en Google.cn y durante las próximas semanas discutiremos con el gobierno chino el fundamento sobre el cual podríamos operar un motor de búsquedas sin censuras y dentro del marco de la ley, si acaso continuamos haciéndolo”.

Claro, no se ha presentado evidencia de la relación con el gobierno chino, pero la suposición es bastante obvia. ¿A cuántas otras personas molestaría el activismo pro derechos humanos? No quedad duda que las ciberguerras son un fenómeno creciente y muy actual.

Un nuevo “enfoque” sobre China

Hace un par de años, Google tomó la decisión de hacer negocios con el gobierno Chino lanzando una versión censurada de su motor de búsqueda (Google.cn) en 2005. Esto bajo la justificación de que los beneficios que traería el mayor acceso a la información sería de mayor peso que el aspecto negativo de la censura.

Google China fue lanzado en enero de 2006 y, como Drummond nos recuerda, lo hicieron bajo ciertas condiciones:

“Nosotros monitorearemos cuidadosamente las condiciones en China, incluyendo nueva legislación y otras restricciones sobre nuestros servicios. Si determinamos que estamos incapacitados para alcanzar los objetivos planteados, no dudaremos en reconsiderar nuestro enfoque en China”

Un debate más amplio

James Mulvenon opinó sobre las capacidades de China de entablar un conflicto cibernético y dijo lo siguiente:

“Este ataque resalta el hecho que, básicamente, las ciberguerras han subido al próximo nivel”.

Esto se debe en gran parte porque más allá de la estabilidad de sitios de gobierno o de medios de comunicación, los blancos que se han atacado en ocasiones como las descritas anteriormente en Estonia y Georgia, esta vez se trató de un debate mucho más amplio sobre la libertad de expresión.

En otras palabras, podemos (y aquí voy a emitir un juicio un poco arriesgado) empezar a considerar el fenómeno conocido como cyberwarfare como una pieza más dentro del juego de la dinámica de poder y la diplomacia internacional. Lo ha utilizado el gobierno ruso en dos ocasiones y ahora el chino, además de que el estadounidense y el de Georgia han sido víctimas (más vulnerables de lo que se esperaría).

En la esfera privada, no hay mayor cosa que Google pueda hacer, aunque diga que las negociaciones tomarán lugar los próximos días: el gobierno chino tiene una agenda y la libertad parece haberse interpuesto en su camino. Lo admirable sería que Google dejara de involucrar al Estado chino en un negocio que en su origen es beneficioso para la apertura y el desarrollo de los ciudadanos chinos, pero que con su huella se convierte en perjudicial y poco ético.