Imagen: CollegeDegrees360

Después de leer la historia de Janet Lynn Parker, profesora de artes en una escuela de Arkansas, a la que sólo podrían quedarle 15 dólares de sueldo por el pago de su deuda universitaria, me queda bastante claro que eso de invertir en educación superior se convirtió en un riesgo casi suicida.

En tiempos remotos ir a la universidad funcionaba como un seguro de vida, brindaba estatus social y un empleo decente. La realidad es que en pleno 2013 un título profesional no te garantiza absolutamente nada.

La deuda superior

El caso norteamericano es bastante especial, pues allí es donde casi todo el planeta copia su modelo económico y financiero. Para las cuestiones de crédito definitivamente hay que ser como las abuelitas, nada prestado. El detalle es que estos son modelos diseñados para adquirir deudas por todo.

Aunque me resulta ridículo comparar el estrés mensual por los pagos de la tarjeta de crédito de un comprador compulsivo, con alguien que trabaja exclusivamente para acceder a las necesidades básicas de alimento, vivienda y salud (otro pequeño lujo para muchos estadounidenses), pensar en una sociedad que te hace esclavo financiero y castiga por educarte es escalofriante.

En palabras de Jhon Quintero, investigador y consultor en temas económicos y de política social para South by North Strategies, autor del informe “The Great Cost Shift”:

La desinversión en educación pública superior es una estrategia que logra ahorros inmediatos; sin embargo, impone costos a largo plazo en forma de disminución de la movilidad social, reducción de la clase media, y pérdida de la prosperidad económica

Ser profesional no es suficiente

Desempleo, falta de oportunidades y “meritocracia” son temas que muchos de nosotros lidiamos a diario. Lo único cada vez más claro es la obligación personal que tenemos en reinventarnos y acomodarnos a cada situación; en otras palabras, reaccionar y hacer actividades diferentes.

Parece que retrocedimos a la época feudal porque la supuesta clase media que trajo el capitalismo, desaparece. Las habilidades técnicas se imponen ante el saber intelectual, es el tiempo justo para dejar de pensar como empleado y construir productos con nuestras propias manos.

No sigamos creyendo en las campañas de mercadeo de las instituciones educativas. Esa discusión famosa sobre graduarte en X o Y universidad porque te permitirá elegir dónde trabajar y obtener un súper salario, es basura. En un país como Colombia basta tomar un taxi para comprobarlo (sin ofender a mis amigos). El mundo es cruel, no se dejen presionar por las razones incorrectas.

No es ficción

Mientras que los políticos acceden darnos una verdadera educación gratuita, no queda más que hacer algo que realmente nos apasione para luchar el tiempo necesario sin remordimientos, mejorar las conexiones sociales, conocer gente exitosa con la que podamos realizar proyectos y trabajar en equipo, sacar provecho de la educación virtual.

Tal y como lo señala Chris Maisano en el artículo que inspiró esta reflexión:

Perry Anderson dijo una vez que la lucha de clases no se puede resolver sino en la esfera de la política y del Estado. Ahí es donde, en última instancia, debe ser combatida y ganada la lucha por la deuda estudiantil y la educación pública

¿Cuál creen ustedes que sea el propósito del sistema actual de educación superior, será convertirnos en otro deudor desempleado más?