La base del juego es un mapamundi interactivo en el que los equipos están representados por un país (con excepción de China y Estados Unidos, países que acaparan gran parte de la información diaria); la misión de los equipos es trackear las noticias políticas que se producen sobre este país y sumarlas al mapa, que funciona como un mapa de calor. El equipo que más noticias logre sumar resultará ganador.

Aunque no queda clara la forma en que el juego contribuye a que los estudiantes se involucren más activamente con el análisis político y la comprensión de la realidad global en sus intringulis políticos, geográficos y económicos, y en las relaciones de poder que subyacen a ella, el juego es una buena primera aproximación a nuevos métodos educativos, que combina varios elementos del nuevo orden global y que hace un intento por llevar la ludificación (de la que han hecho uso tantos servicios web y aplicaciones móviles) al aula de clase y redefinir las relaciones clásicas de aprendizaje, además de dotarlas del elemento competitivo.

Puede objetarse también a Fantasy Geopolitics su absoluta sujeción a la agenda mediática que no es, en la mayoría de los casos, transparente ni desprovista de intereses. En una fase más avanzada el juego podría y debería involucrar, por ejemplo, análisis de la situación política de países sobre los que se producen pocas noticias, generar investigaciones sobre el funcionamiento de los medios allí, su rol en el orden global, involucrar análisis discursivo y analizar las realidades que acaban siendo invisibilizadas por la agenda mediática, casi siempre plagada de intereses.

Cuando menos algunos jóvenes estadounidenses ya podrán empezar a ubicar a Irak y Argentina en el mapa mundial. El proyecto está en Kickstarter y a nueve días del cierre ya ha completado la cifra que esperaba recaudar.