Imagen: Sweet Chili Arts

La Universidad de Edimburgo, es la primera institución de educación superior del Reino Unido que hace parte de Coursera, el proceso de implementación de su MOOC resultó todo un desafío y sobre todo el laboratorio perfecto para aprender más acerca de esta nueva forma de pedagogía masiva.

Primera lección: No se trata exclusivamente de alimentar el curso y verlo fluir.

Proyecto pedagógico en continua construcción

Una de las dificultades más importantes que menciona el equipo desarrollador del curso
“E-learning and digital cultures”, en el informe publicado por la Asociación para el Aprendizaje y Tecnología del Reino Unido, es la “copia digital”.

Ello se explica como la estrategia de muchas instituciones para justificar su estatus, promoviendo la idea de que su contenido online es el mismo que el impartido en el campus físico.

Estos conceptos que pretenden conservar el rigor y la formalidad chocan con el funcionamiento de los nuevos procesos de aprendizaje, en donde el alumno es quién lo manipula y controla. Sin embargo, se reconoce que los pensum abiertos y la autoevalación promovida por los MOOCs de base “conectista”, todavía no responden adecuadamente a las necesidades de todas las áreas del conocimiento.

Por otro lado, la alta mediación tecnológica en el proceso de comunicación del alumno con los maestros, compañeros y la universidad, es otra barrera considerable en la generación de niveles altos de motivación y satisfacción.

Mayor alcance más trabajo

Redefinir la labor del educador hace parte indispensable en estas plataformas, donde su papel la mayoría de veces toma un carácter “evangelizador” o de una simple fuente de fórmulas y soluciones.

Mientras que los medios de comunicación han tendido a centrarse exclusivamente en la idea de que las universidades prestigiosas están regalando su educación, infiriendo una desestabilización radical del sector, la función precisa de los MOOC en la educación superior sigue siendo poco clara

Cabe destacar que el MOOC propuesto por el equipo de la Universidad de Edimburgo, es uno de los pocos que decidió no utilizar material audiovisual propio, en lugar de ello curaron contenido libre para compartirlo en línea.

Al respecto Siân Bayne, instructora del curso dice en el artículo “How was it? The UK’s first Coursera Moocs assessed” publicado por Times Higher Education, que la ausencia de las clases grabadas en video, causó la impresión errónea de que no había ningún docente presente.

…cuando la proporción profesor-estudiante es de 1:8,000 cualquier tipo de intervención que se haga resulta en contribuciones diminutas para todos, no importa que tan duro trabajes

¿Quieres ser visible? Se el mejor

La búsqueda de reconocimiento profesional, la experiencia, el altruismo, cualquiera que sea la razón, en palabras de la encuesta “The Minds Behind the MOOCs” realizada por The Chronicle, la mayoría de profesores que han dictado algún MOOC, coinciden en que el desarrollo de los mismos requiere demasiado tiempo y trabajo.

Es claro que la mejora en la calidad del perfil de los educadores que trabajan en dichas plataformas, dependerá de las facultades que decidan ir más lejos de su presencia en el ambiente virtual y le apuesten seriamente a los nuevos “leads” digitales.

Gracias al volumen de usuarios y su acceso gratuito, el 85% de los maestros encuestados opina que estos cursos harán por lo menos parcialmente, menos costoso el acceso a un título tradicional. Paradójicamente el 72% piensa que los estudiantes que logren terminarlos, no merecen obtener los créditos formales.

En algunas disciplinas, el número de MOOCs con créditos meritorios (válidos), puede depender de las prioridades de los profesores y de sus instituciones, más que de las limitaciones tecnológicas

Aunque para muchas universidades los beneficios que les deja participar en los MOOCs, son aún confusos; el caso de la Universidad de Edimburgo es especial porque demuestra la necesidad de aprovechar el momento e integrar al sistema nuevas opciones pedagógicas del ambiente digital.